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SEXO "IN CORPORE SANO"

En ocasiones, la ansiedad, la diabetes o algunas afecciones dermatológicas limitan la sexualidad: inhiben el deseo o reducen la erección y lubricación vaginal. Es importante conocer cuáles son las dolencias que influyen negativamente en la actividad sexual para que la situación no pille desprevenidos a los amantes.

Según explica el doctor Ignacio Avellanosa, existen unos límites de la sexualidad marcados por la biología y la psicología de las personas. En algunas ocasiones, se trata de casos raros, aislados, como podrían ser algunos trastornos masculinos en ciertas enfermedades hereditarias que avisan con problemas de impotencia. En otros, se trata de casos relativamente frecuentes como las dolencias cardiacas, la diabetes o las depresiones.

Algo que limita el sexo es, sin duda, la ansiedad. Desde un punto de vista clínico hay que distinguir bien dos situaciones diferentes. La dificultad en una primera relación que contiene un alto nivel de ansiedad resulta perfectamente normal. Sin embargo, cuando se repite en situaciones diferentes, y a lo largo del tiempo, entra en el terreno de lo patológico. La causa, generalmente, tendrá que ver con la personalidad de la pareja. En otros casos más raros la causa estriba en trastornos orgánicos provocados por el alcohol, otros tóxicos o algunos medicamentos.

Problemas de piel
No es raro que algunas enfermedades de la piel -como la psoriasis o el vitíligo- se conviertan en una limitación grave de la sexualidad. Cualquier afección dermatológica es bien visible con el cuerpo desnudo y si su visión en la distancia es causa de rechazo, mucho más lo será en el caso de la relación sexual. De hecho, muchas personas renuncian a hacer el amor con su pareja por temor a ser rechazado.

La psoriasis está constituida por manchas de color rojo recubiertas de escamas que se deshacen con el rascado. En el vitíligo ocurre lo contrario: zonas que no se pigmentan y quedan como manchas blancas. El tratamiento es largo y complicado en las dos enfermedades y, aunque no sean contagiosas, sí son motivo de distanciamiento sexual.

Diabetes
Uno de cada tres diabéticos varones tendrá problemas de erección después de diez años de evolución de la enfermedad. En parecida proporción existirán mujeres anorgásmicas. A consecuencia de la mayor presencia de azúcar en la sangre, en el varón existe deseo pero no hay erección, ni siquiera en los sueños. Puede haber eyaculación por masturbación sin que se dé la erección.

En el caso de la mujer, y también como efecto secundario, se produce una imposibilidad de llegar al orgasmo en la relación sexual. Esta enfermedad es quizás el único ejemplo de alteración grave de la sexualidad en la que el origen es puramente orgánico. A pesar de ello, existe posibilidad de ayuda para estos pacientes.

La depresión
Una de las características principales de la tristeza es la disminución o pérdida de deseo. Cuando se trata de una depresión el cuadro es más amplio. Coincide con trastornos del sueño, manifestaciones de molestias físicas, cansancio,… Los problemas sexuales suelen ser una consecuencia más de la enfermedad depresiva pero, en ocasiones, puede ocurrir que un primer síntoma de una depresión sea una modificación brusca del apetito sexual y la persona en cuestión busque multitud de relaciones sin encontrar apenas satisfacción en ninguna de ellas.

Una dificultad más en la sexualidad de la persona deprimida son los efectos secundarios de los psicofármacos utilizados para su tratamiento. En algunos casos, estas modificaciones pueden influir disminuyendo el deseo sexual, dificultando la erección en el varón o alargando el período entre la estimulación sexual y el orgasmo.